La semana pasada tuve la oportunidad de participar en la Digital Health Learning Expedition, una experiencia organizada por TISAC en Barcelona. Más allá de su atractivo turístico y cultural, la ciudad se consolida como un polo de referencia en innovación sanitaria, donde tecnología, investigación y políticas públicas convergen para transformar el cuidado de la salud.
Recorrimos centros de excelencia, instituciones públicas y espacios de innovación que forman parte del ecosistema de salud digital de Cataluña. Con más de 8 millones de habitantes, 67 hospitales y más de 300 centros de atención primaria, la región ha logrado integrar herramientas digitales al sistema de salud con una visión centrada en las personas.
Lo que más me impactó fue su enfoque en repensar el modelo tradicional de atención. Ya no se trata solo de mejorar lo existente dentro de las instituciones, sino de construir ecosistemas conectados que acerquen servicios al lugar y momento donde realmente se necesitan.
Un ejemplo paradigmático es el Hospital Sant Joan de Déu, líder europeo en atención pediátrica. Desde 2009 trabajan bajo el concepto de “hospital líquido”, que implica brindar atención sin barreras físicas ni temporales. En 2019 lanzaron su Command Center, un centro de monitoreo en tiempo real que les permite anticipar decisiones clínicas mediante el análisis de datos. Incluso monitorean la calidad del aire para prevenir crisis respiratorias y optimizan los circuitos de urgencias según patrones de demanda.
Un caso inspirador fue el de pacientes con diabetes tipo 1, quienes ya no necesitan acudir físicamente para sus controles. Mediante sensores remotos, el equipo clínico decide a quién contactar y a quién citar, personalizando el seguimiento y mejorando la calidad de vida.
Más allá de la tecnología, el hospital cuida cada detalle del entorno: espacios verdes, biblioteca, juegos, café, zonas para familias y lugares de recogimiento. Todo está pensado para que la experiencia hospitalaria sea más humana y acogedora.
Otro aspecto que me encantó fue el trabajo del Consejo de Familias, un espacio donde pacientes y familiares no solo son escuchados, sino que cocrean soluciones junto al equipo médico. Como bien dijeron durante la visita, una de las acepciones de “hospitalario” es acompañar. En el caso de niños que crecen con enfermedades crónicas, ese acompañamiento cobra aún más sentido.
También visitamos la Fundación TIC Salut Social, un organismo público que articula el desarrollo de políticas para integrar lo digital en el sistema sanitario, con foco en la equidad y la atención integral. Una de sus iniciativas más potentes consiste en vincular lo social con lo clínico: más de 400 problemáticas sociales fueron codificadas en SNOMED CT para ser incorporadas al historial médico. Esto permite una atención verdaderamente integral, considerando determinantes sociales que impactan en la salud.
La estrategia de transformación digital en Cataluña se sostiene sobre pilares sólidos: gobernanza de datos, uso ético de la inteligencia artificial y diseño de soluciones con propósito. Lo interesante es cómo operativizan esta visión: definen casos de uso concretos, lanzan convocatorias al ecosistema emprendedor, y crean espacios de cocreación donde confluyen profesionales, pacientes, financiadores y decisores públicos.
En DKV Innolab, exploramos cómo una aseguradora tradicional puede reinventarse mediante innovación abierta. Allí, startups y equipos internos colaboran para mejorar procesos, experiencias y resultados en salud. Uno de los conceptos que más me resonó fue el de “comunidad amiga”: un entorno donde se testean ideas, se promueven pilotos, se lanzan desafíos y se conversa de forma abierta entre todos los actores. Es en ese marco de confianza donde se valida lo que realmente agrega valor.
Otro momento destacado fue nuestra participación en el Health Revolution Congress, celebrado en el imponente Recinto Modernista de Sant Pau. Este evento es uno de los principales en Europa en salud digital y reúne a miles de referentes del sector. Allí se discutieron temas clave como el diseño responsable de la inteligencia artificial, la necesidad de marcos éticos y legales claros, y el rol fundamental de los datos de calidad para una atención oportuna.
Como expresó la Dra. Encarna Guillén, directora de UNICAS – SJD, “los datos salvan vidas”. En ese sentido, se está desarrollando una plataforma única para enfermedades raras, que conectará a todos los hospitales que tratan estas patologías. En España, hay 3 millones de personas afectadas por estas condiciones, y 36 millones en Europa. Esta iniciativa busca no solo mejorar la atención local, sino también impulsar la colaboración internacional.
Durante el congreso también se puso sobre la mesa la necesidad de nuevos perfiles profesionales en salud: más versátiles, digitales y capaces de acompañar a las personas más allá de los muros del hospital. Porque la transformación digital no es solo tecnológica, es también cultural y organizacional.
Barcelona no solo ofrece soluciones tecnológicas, sino que aporta una visión estratégica. El desafío ahora es escalar y adaptar estas experiencias a otros contextos, sin perder de vista lo esencial: anticiparse, cuidar mejor y hacerlo con humanidad.
En lo personal, estos días fueron una inyección de inspiración y también un llamado a la acción.
Volví a Madrid con la certeza de que los sistemas de salud, tanto entre las comunidades autónomas de España, como en el resto de Europa y de América Latina, pueden aprender y nutrirse mutuamente.
La colaboración público-privada, el uso inteligente de los datos y la innovación centrada en las personas son claves para avanzar.
La salud digital no es el futuro: es el presente; y Barcelona nos mostró que es posible hacerlo bien.
¡GRACIAS TISAC por esta aventura!